domingo, 23 de marzo de 2008

El último desafío

Este problema es continuación de La Revancha y Duelo de Genios. Si se divirtieron con los dos anteriores (bastante sencillos), este les encantará porque el razonamiento es muchísimo más intrincado aunque muy similar

Antes de que los grandes genios de la lógica se marchasen, el Gran Maestro (que se ve que se aburría bastante) les propuso un último juego como diversión. Sacó 8 tarjetas: cuatro rojas y cuatro verdes. Se las mostró a los jugadores y apagó las luces. A cada uno le puso dos de ellas en la frente (como siempre de modo que sólo los otros dos pudiesen verlas). Las dos tarjetas restantes se las guardó en el bolsillo. Al volver a encender las luces, el Gran Maestro fue interrogando uno a uno a los participantes para que le dijesen si podían adivinar el color de las tarjetas de su propia frente. Las respuestas fueron:
A - No
B - No
C - No
A - No
B - ¡Sí!
¿De qué color eran las tarjetas de A, B y C (y las del bolsillo del Gran Maestro) y cómo se las ingenió B para averiguarlo?


Tras analizar la lógica de la solución propuesta por el sitio de donde saqué este problema, concluí que no tenía sentido. Por fortuna, alguien nos dejó un comentario con la siguiente solución:

Si cualquiera de ellos (A, B o C) viera cuatro cartas iguales sabría inmediatamente que las suyas son del otro color, luego cada uno verá al menos una carta de color distinto a las otras.

Tras preguntar a C, todos saben que quien vea dos cartas de cada color tendrá una de cada color en su frente. Como A no puede decir sus cartas se deduce que A ve tres cartas de un color y una del otro, luego algun otro (B o C) tiene una carta de cada color, que tras la siguiente pregunta sabemos que es B, y que C tiene dos cartas iguales y de acuerdo con lo anterior, de color contrario a las de A.
Sin embargo, para que este razonamiento funcione hay que asumir que no es posible que el Maestro haya colocado a cada jugador una carta de cada color. No se me ocurre ninguna otra forma de resolverlo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Falta la solucion:

Si cualquiera de ellos (A, B o C) viera cuatro cartas iguales sabría inmediatamente que las suyas son del otro color, luego cada uno verá al menos una carta de color distinto a las otras.

Tras preguntar a C, todos saben que quien vea dos cartas de cada color tendrá una de cada color en su frente. Como A no puede decir sus cartas se deduce que A ve tres cartas de un color y una del otro, luego algun otro (B o C) tiene una carta de cada color, que tras la siguiente pregunta sabemos que es B, y que C tiene dos cartas iguales y de acuerdo con lo anterior, de color contrario a las de A.

Las cartas del Maestro serán las que queden, que son una de cada color. xD