lunes, 17 de noviembre de 2008

El ordenador de JaimeG


Tras una larga, pero merecida espera, por fin hoy les presentamos el quinto, y más espectacular, capítulo de Sin noticias de JaimeG, nuestra sección estrella. En él se narran los singulares sucesos en los que nuestro desventurado protagonista se vio envuelto el 21 de agosto de 2008, y cómo se desenvolvió.


Jueves 21 de agosto de 2008

9:52
Acuciado por la alarmante exigüidad de ropa limpia en mi armario, visito por primera vez la lavandería de la residencia.

10:02
La lavandería en cuestión consiste en un pequeño habitáculo equipado con una única lavadora (BOSCH), de gran simplicidad estructural, pero aparentemente de muy difícil manejo, a juzgar por la gran cantidad de cuartillas explicativas que empapelan la estancia.
Por desgracia, dichas cuartillas explicativas están redactadas en alemán.

10:05
Al percatarse de mi presencia, un residente chino, que en aquel momento se afanaba en introducir su ropa en la antes mencionada lavadora, saca la cabeza del tambor y, acto seguido, vuelve a colocársela sobre los hombros.

Me informa de que para hacer uso de la lavandería, debo apuntarme en la lista de espera y añade a continuación, que tal vez quede algún hueco libre a mediados de octubre.
Dadas las circunstancias (adversas), considero conveniente cancelar mi baño matutino y adoptar la arraigada costumbre alemana de ducharme sólo el primer día de cada mes lunar.

11:32
Me dirijo de nuevo al locutorio de la Lutherkirchenplatz con intención de adquirir un ordenador de segunda mano. El local está poco concurrido: además del dueño, que aguarda ansioso tras el mostrador la llegada de clientes, hay una paloma que picotea en vano el alicatado de granito en busca de bebida y/o alimentos.

11:36
Tras exponer el motivo de mi visita, el susodicho propietario, me confirma que en efecto, tiene varios equipos a la venta a precios muy razonables.

12:24
Después de mantener una acalorada discusión sobre lo que un estudiante de Física de Erasmus sin fuentes de ingresos ni ahorros, puede entender por ‘precio muy razonable’, formalizamos la transacción.

12:35
Surge el problema del transporte de mi recién adquirido equipo informático. Opto por llevar la torre en la cesta de la bici en primer lugar, y volver luego a por la pantalla.

12:41
Comienza a caer una violenta tromba de agua. Corro a resguardarme en el locutorio.

13:52
Ya lleva casi una hora y media lloviendo sin parar. Sorprendentemente, y pese a la intensidad de la precipitación, no se han taponado las alcantarillas e inundado las calles, ni se ven coches flotando, arrastrados por la corriente, ni hordas de salvajes empuñando garrotes y saqueando comercios. Ni tan siquiera se ha ido aún la luz.
Por el contrario, vehículos y viandantes, los más hidrófugos de los cuales no portan paraguas, circulan tranquila y sosegadamente; algo insólito para quien haya vivido tanto tiempo como yo en Tenerife. Allí, bastan veinte minutos de lluvia para acabar con todo el esplendor de la civilización occidental contemporánea.

14:05
Sigue lloviendo. Me he perdido el almuerzo: el comedor universitario cerró hace 5 minutos.

14:35
Sigue lloviendo. Soy amablemente convidado por el propietario del local, alertado sin duda por los furiosos rugidos de disconformidad de mis intestinos ante el ayuno forzado, con parte de su almuerzo, que según me informa, es un tayín de ternera; plato muy apreciado en la gastronomía de Marruecos.

15:02
Sigue lloviendo. Los lastimeros quejidos de mis tripas, lejos de cesar, se han intensificado debido al criminal contenido en picante del pintoresco plato magrebí.

15:48
Sigue lloviendo. Entra en el local una despampanante joven, de cabellos dorados, elásticos andares, embriagador aroma y generosas pechugas, adherido al brazo derecho de la cual, entra también un espécimen ojeroso, de barba rala y prominente entrepierna, que identifico de inmediato como el hijo del dueño del negocio.

16:14
Sigue lloviendo. Tras intercambiar unas palabras con la pareja de recién llegados, me entero de que el antes mencionado espécimen, de nombre Mustaba, nació y se crió en Madrid.

16:15
Sigue lloviendo. En opinión de la deslumbrante joven de perfumados cabellos, no tengo pinta de español, comentario éste que me sienta como una patada en los riñones.

16:16
Sigue lloviendo. Consciente de mi contrariedad, Mustaba se apresura a añadir en castellano que su novia no había tenido ocasión de ver a muchos españoles, intuyo que para desautorizar su punto de vista.

16:21
Sigue lloviendo. Al ser interrogado al respecto, y dejando a un lado cuestiones étnico-antropológicas, pese a que aún siento gran curiosidad por conocer qué rasgos caracterizan, en su opinión, a un ejemplar de homo ibericus, les pongo al corriente de mi comprometida situación.

16:26
Sigue lloviendo, aunque empieza a escampar. Mustaba se ofrece, haciendo gala de la legendaria hospitalidad árabe, a acompañarme hasta la residencia con la pantalla, ahorrándome así el segundo viaje.

17:12
Completado el transporte, regreso al locutorio a por la bici. Ya no llueve. Tras despedirme, me pongo en marcha.

17:20
Comienza a oscurecer. Decido acortar por una calle peatonal.

17:22
Oigo una autoritaria exhortación a mis espaldas. Me detengo instintivamente y giro la cabeza. Dos agentes de policía gritan y me hacen señas. Por desgracia, no entiendo lo que dicen.

17:23
Un transeúnte angloparlante que presencia la escena con cierto aire de cachondeo, se apiada de mi ignorancia y me informa de que está prohibido circular por esa zona en bicicleta. De insistir en hacerlo, me tocaría pagar una multa de 10€.

17:24
Me disculpo con los agentes con un conciliador movimiento de cejas, y prosigo el viaje a pie.

18:02
Una vez en la habitación me ocupo en comprobar el correcto funcionamiento del ordenador. Los próximos días, los pasaré intentando desenmarañar los siniestros entresijos del idioma con el Curso Interactivo de Alemán en CD-ROM, que me regalaron en su momento por la compra del diccionario.
Por lo demás: Temperatura: 10ºC. Presión: 1012 mbar. Humedad relativa: 82%. Estado de la mar: llana.

Veracidad: 72%



5 comentarios:

Alviseni dijo...

órale. qué cosas. la narración es buena. esa chica dan ganas de verla. 10 euros se me hacen demasiado. creo que son como 170 pesos mexicanos. gran aventura, quizá exagero.

que haya más actualizaciones de esto.

pór cierto no había reparado en lo genial que les ha quedado el blog.

un amigo de medicina y yo andamos preparando un nuevo proyecto de revista médica que tendrá su versión blog.

me han dado una que otra idea para hacer ese blog.

saludos desde esta hermana patria que es méxico.

Anónimo dijo...

La verdad menudas aventuras. Y tengo que felicitarte por el gran trabajo que haces al imitar de manera tan sorprendente el estilo narrativo de "Sin Noticias de Gurb".

Me divertí mucho con el libro y con la sección XD.

¡Saludos!

La Pantera Rosa dijo...

Hombre, Andrés, ¡dichosos los ojos!
En realidad es una mezcla entre 'Sin noticias de Gurb' y 'El misterio de la cripta embrujada', y por supuesto, generosas dosis de hechos estrictamente documentales percibidos desde el paranoico punto de vista de JaimeG.
El Kapitel 6 viene ya en camino...

Anónimo dijo...

^^ muy bueno

Anónimo dijo...

No falta mucho tiempo para que vuelvas a tener empacho de mi presencia, así que disfruta estos pocos meses que quedan antes de que el horror vuelva a presentarse ante tu presencia con mi persona.

En cuanto al pseudodiario, aumenta en calidad por momentos, esperaré con expectación la siguiente actualización de las desventuras germanas del físico nadador.

¡Saludos!