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Esta imagen del Sol tomada por el Solar and Heliospheric Observatory (SOHO) el pasado 27 de septiembre muestra una calma absoluta; no se observa ni una sola mancha solar. Y no se trata de un hecho aislado, esta ausencia de actividad ha venido siendo la tónica dominante durante lo que llevamos de año. El viento solar es el más débil de que se tiene constancia desde que comenzaron a hacerse observaciones precisas en 1950 y el número de manchas solares podría llegar a convertirse el más bajo desde el siglo XIX de mantenerse las tendencias.

Así las cosas, mientras los físicos solares observan con fascinación la evolución de nuestro astro, algunos medios han comenzado a proclamar inquietantes conclusiones sobre el efecto que ésta tendrá en el clima terrestre de los próximos años combinando hábilmente ciencia, ignoracia y conjeturas sin base.

Manchas solares

Las manchas solares son zonas de la fotosfera relativamente frías que muestran una intensa activdad magnética. Su temperatura, de unos 4000-4500 K hace que, en contraste con las zonas circundantes, a una temperatura media de 5800 K, aparezcan como manchas oscuras. Su formación está relacionada con la rotación diferencial del Sol, i.e. la velocidad de rotación en los polos solares es menor que en el ecuador.

El número de manchas observadas parece obedecer un patrón cíclico con una periodicidad de 11 años, el mismo tiempo en que el campo magnético del Sol invierte su polaridad.

El ciclo solar 24

Estimaciones hechas en 2006, situaban el inicio de un nuevo ciclo entre 2007 y comienzos de 2008. La observación de una mancha solar con polaridad inversa a la caracterísitca del ciclo anterior el 4 de enero de 2008, tras un periodo de mínima actividad, parecía anunciar el comienzo oficial del ciclo solar 24.

Aunque la actividad extremadamente baja de los últimos meses resulta desconcertante, el físico solar David Hathaway advierte:

A pesar de que el mínimo de 2008 se perfila como el más profundo de la Era Espacial, no puede aún compararse con los prolongados mínimos de finales del siglo XIX y principios del XX

Sería muy emocionante que se repitiese el Mínimo de Maunder, pero no es probable que ocurra

Nancy Crooker, investigadora de la Universidad de Boston, opina, al igual que la mayoría de los físicos solares que la actividad del Sol repuntará pronto hasta alcanzar un máximo en torno a 2012.

Hay, sin embargo, gran división de opiniones al respecto de la intensidad de la actividad solar durante el próximo máximo. De acuerdo con algunas predicciones, será relativamente tranquilo en comparación con los de 2001-02, 1990-91 y 1980-81. Otros, no obstante, sostienen que a pesar de su débil comienzo, el ciclo podría terminar en un máximo excepcionalmente intenso.

Ventajas y desventajas

Algunos físicos solares, ven con buenos ojos este excepcional periodo de calma. En palabras de Dean Presnell:

Esto nos da la oportunidad de estudiar el Sol sin las complicaciones de la manchas solares. En este momento, tenemos la mejor instrumentación de la Historia observándolo. Hay una auténtica flota de naves dedicadas a la Física Solar: SOHO, Hinode, ACE, STEREO y otras. Podremos aprender mucho del Sol durante este mínimo

En el campo de la heliosismología, por ejemplo, la ausencia de manchas solares facilita el trabajo de los investigadores. Monitorizando las vibraciones de la superficie del Sol puede accederse a valiosa información sobre su estructura interna.

Por otra parte, los operadores de telecomunicaciones, también agradecen esta tregua en la actividad solar. No obstante, algunos expertos advierten de que aún en un periodo de calma, es posible que sobrevenga una repentina erupción solar de gran intensidad.

En agosto de 1859, durante un periodo relativamente tranquilo, sobrevino la que se piensa que fue la erupción solar más intensa en varios siglos. Como consecuencia, pudieron observarse auroras boreales en latitudes tropicales y las comunicaciones por telégrafo se vieron interrumpidas durante varias horas. En opinión de Sten Odenwald y James Green (científicos de la NASA que han estudiado el evento de 1859), si una erupción similar ocurriese hoy, se perderían decenas de miles de millones de dólares en daños a satélites de telecomunicaciones y navegación y se producirían apagones en continentes enteros que podrían durar semanas.

Además, con un viento solar debilitado, la protección de la Tierra frente a los rayos cósmicos disminuye. El efecto acumulativo de los impactos de éstas partículas de alta energía en satélites, podría acabar causándoles daños.

¿Conexión con el clima?

En climatología, se llama Pequeña Edad de Hielo (Litlle Ice Age) al periodo de enfriamiento entre los siglos XVI y XIX que siguió a una etapa considerablemente más cálida (Warm Medieval Period). Precisamente la etapa más dura de la Pequeña Edad de Hielo, coincide con el Mínimo de Maunder, lo que hace pensar en una conexión entre el clima y la actividad solar.

No obstante, la disminución en la intensidad de la radiación solar recibida por la Tierra en un periodo de mínima actividad como el actual es apenas de un 0.1%, así que de existir alguna conexión, no es ni mucho menos sencillo describir de qué forma se acomplan clima y actividad solar.

Una hipótesis controvertida y muy popular es la planteada por Henrik Svensmark, un físico del Centro Espacial de Dinamarca, según la cual el debilitamiento del viento solar, que desprotege a la Tierra frente a los rayos cósmicos, podría favorecer la aparición de aerosoles que eventualmente podrían servir como núcleos de condensación en la formación de nubes bajas oceánicas, que contribuirían a su vez a enfriar el planeta. Desafortunadamente existen muchas y muy importantes objeciones al análisis de Svensmark.

Esta y otras hipótesis científicas que plantean mecanismos de acoplamiento actividad solar-clima, han sido sistemáticamente adulteradas y deformadas, adaptándose a intereses económicos y políticos, para sostener la afirmación de que el aumento de las temperaturas medias generado por la actividad antropogénica será compensado con creces por un periodo de calma en la actividad solar.

A este respecto, cabe mencionar el famoso documental de Martin Durkin, 'The great globla warming swindle' que fue denunciado por varios de los científicos entrevistados en el mismo, que afirmaban que sus opiniones habían sido tergiversadas o que incluso se les había atribuído comentarios que no habían realizado.

Cabe por tanto, extremar las precauciones a la hora de leer material divulgativo sobre el cambio climático: la variedad de fuentes y el espíritu crítico se hacen imprescindibles.


- referencias -

'Maverick' sunspot heralds new solar cycle
(New Scientist - Space, 07/01/08)
Spotless Sun: Blankest Year of the Space Age
(Physorg, 01/10/08)
The silent Sun’s uncertain course
(Financial Times, 01/10/08)
Solar Cycle Progression and Prediction
(NOAA/Space Weather Prediction Center)

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