Esta misma semana publicamos una noticia ilustrada con un fotograma de esta mítica película de Georges Méliès estrenada en los albores de la era del celuloide. Tan sólo dura doce minutos y desde luego, merece la pena verla. Dado que puede resultar confuso, les explicaré lo que se supone que ocurre en la primera escena: un grupo de astrofísicos barbudos y canosos discuten acaloradamente sobre la posibilidad de disparar un proyectil tripulado a la Luna. Finalmente seis valientes se ofrecen voluntarios para la misión. El resto de la película se comprende sin problemas.
Lo más divertido es la forma en la que regresan a la Tierra. Una vez en la Luna no disponían de otro gigantesco cañón para propulsar su nave. Tampoco tenían motores ni combustible, ni nada. Afortunadamente, en 1902 la gente era muy ingeniosa... ¡Que la disfruten!
2 comentarios:
También podrían haber utilizado a los selenitas como combustible: Los meten a todos en una cueva tras la nave y le dan un palazo a uno o dos, y listo, de vuelta a la Tierra en un momentito XD.
¡Saludos!
Muy buena idea, sí señor. Piensas como un auténtico astrofísico
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