JaimeG & Co.

El nombre de Raoult trae a nuestra mente resultados de la Termodinámica Química sobre la variación del punto de congelación de las disoluciones en función de las concentraciones de soluto. Y nada más. Sin embargo, la vida de este gigante de la Física resulta de lo más edificante. Procedente de una familia modesta de Fournes (un pueblo del noroeste francés), acudió a París a cursar sus estudios universitarios, pero dado que no tenía suficiente dinero para mantenerse, tuvo que marcharse sin obtener la licenciatura. Durante un tiempo, se ganó la vida como maestro de escuela mientras seguía con sus estudios a distancia. Finalmente logró graduarse en varias materias. Le interesaban los fenómenos eléctricos y descubrió las leyes de Faraday y Ohm (sin saber que ya habían sido enunciadas). Esto, lejos de desanimarle, le motivó para escribir un trabajo sobre las pilas voltaicas con el que logró el doctorado por la Universidad de París. Siendo profesor de Química en la Universidad de Grenoble (con medios muy modestos) comenzó a desarollar meticulosos estudios sobre los puntos de congelación, ebullición y presiones de vapor de infinidad de disoluciones, de donde sacó un método preciso para determinar pesos moleculares que fue de una importancia crucial en el desarollo conceptual de la Química del siglo XIX. Recibió numerosos reconocimientos y honores, pero lo cierto es que hasta unas semanas antes de su muerte en 1901 siguió pacientemente con sus investigaciones, tomando cuidadosas e innumerables medidas día tras día en su laboratorio. La de Raoult es una historia sobre el valor de la paciencia y la perseverancia. En Física no todo son repentinos estallidos de genialidad, más bien al contrario, los grandes avances ocurren gracias a un trabajo abnegado y constante que acaba por dar sus frutos tarde o temprano.
Aquí les dejo un link a un estupendo artículo de Jaime Wisniak sobre la vida y obra de Raoult que les recomiendo encarecidamente.