miércoles, 12 de marzo de 2008

Una despedida por todo lo alto

Esta semana dejamos atrás a Scorsese, cruzamos el Atlántico y desembarcamos en Alemania para disfrutar del mejor cine europeo actual.


Good Bye Lenin!

El elemento fundamental casi omnipresente en la producción cinematográfica alemana de los útimos diez años es, como no podía ser de otra forma, la caída del muro de Berlín. La reunificación es una fuente inagotable de interesantísimas historias pero no por lo que simbolizó política o económicamente sino por el brutal choque cultural entre dos alemanias diametralmente opuestas que de la noche a la mañana se vieron obligadas a convivir unidas después de largos años de tensa separación. Y pese a que el tema se haya tratado tan extensivamente, resulta complicado encontrar un guión que la enfoque desde tantos puntos de vista simultáneos y con tanta ironía como el de Good Bye Lenin!

Se trata sin ninguna duda de una irrepetible obra de arte. Y sin embargo, la narración es bastante plana. Wolfgang Becker se limita a una dirección correcta; cuenta su historia sin arriesgarse con contorsionismos narrativos ni con recursos inusuales. La acción es totalmente lineal y se desarrolla siguendo el ritmo que marca la voz en off del protagonista. La interpretación, aunque buena (especialmente la del protagonista, Daniel Brühl), tampoco se sale de lo corriente.

Entonces, ¿cuáles son los puntos fuertes de Good Bye Lenin!? En mi opinión, una logradísima historia y una genial banda sonora. Son elementos esenciales en una película, pero no suelen pesar determinantemente hasta el punto de convertir un producto mediocre en una gran obra. De hecho suele ocurrir justo lo contrario: que películas con un argumento tenue y deslazado y una banda sonora no particularmente lograda lleguen a convertirse en grandes cintas de culto gracias a estelares interpretaciones e imaginativas y osadas ocurrencias de sus directores tras la cámara. Sin embargo, el fino sentido del humor con que se afronta este drama conmueve, emociona, entretiene, hace pensar. Es una historia tierna sin resultar empalagosa y al mismo tiempo siniestramente divertida, pero a la vez dramática. Capta la esencia ambigua, agridulce y contradictoria de la vida misma. Y todo ello enmarcado en una deliciosa banda sonora compuesta por Yann Tiersen que en gran parte es responsable de crear estos inusuales y sorprendentes resultados.

Sin ninguna duda, Good Bye Lenin! es otra de las muchísimas películas que merece la pena ver al menos dos veces antes de morir...


ALQUÍLALA EN...
Videoclub Scorpio

No hay comentarios: