Primer
Hay muy pocas películas sobre Física o Matemáticas que no dejen indiferente a alguien con formación científica. A la hora de escribir el guión, la preocupación por llegar al público más amplio posible, lleva a recortar los detalles que requieran un mínimo de conocimientos hasta dejarlo carente de todo interés. La triste realidad es que el gran público se acompleja de su analfabetismo en Física y Matemáticas (y sin embargo, sí que gusta de ver películas o series de médicos en las que los soliloquios de jerga incomprensible parecen no incomodar lo más mínimo a nadie pese a no tener tampoco la más remota idea de lo que se dice, pero esa es otra historia). Primer no es una excepción a esta ley inversa interés del argumento - número de espectadores, pero afortunadamente es de las pocas que apuestan por la calidad del contenido y no por la cantidad de dinero de la recaudación (lo cual es muy positivo para todos aquellos que sí poseemos esa formación). Pero además de un magnífico guión, Primer es todo un experimento en cuanto a innovaciones en el lenguaje cinematográfico. Desde el punto de vista estricto de un espectador veterano (más allá de sus intereses culturales), esta película es una auténtica exquisitez.
Rodada con un presupuesto ridículo (casi todo gastado en post-producción), la película no parece barata ni por un segundo. Todo en ella está increíblemente logrado: las conversaciones simultáneas entre varios personajes que se cortan unos a otros; frases que quedan a medias; planos inquietantes en ocasiones lentos, largos y estáticos y otras temblorosos y bruscos; iluminación casera con tubos fluorescentes que crean un ambiente hipnótico y perturbador, e incluso algunos recursos muy poco ortodoxos creados en la propia sala de montaje como cortar planos de la misma secuencia pero de tomas claramente distintas y pegarlos consecutivamente repitiendo algunos segmentos breves (de unos pocos segundos) para resaltar la confusión de los personajes.
Lo que despierta más profundamente mi admiración por este film, va aún más allá de que sea una película magnífica. Es que está escrita, dirigida y protagonizada por Shane Carruth, un antiguo ingeniero reconvertido en matemático-físico y que no sólo escribe y dirige sino que además produce, edita y compone e interpreta la música de la banda sonora (que es excelente, dicho sea de paso). Se nota que Carruth tiene en todo momento milimétricamente claro lo que quiere. Escribe para sí mismo. No trata de explicar los entresijos de la trama. No trata de ser didáctico. Sólo pretende hacer pensar. Después de haberla visto no puede evitarse seguir dándole vueltas, tratando en vano de encontrar una explicación. Una razón para todo. Sencillamente no la hay. En la cinta vemos personajes clonados (quizás decenasde ellos) viviendo vidas paralelas (quizás en decenas de universos paralelos), todos ellos con la facultad de desdoblarse de nuevo y retroceder en el tiempo gracias a su misteriosa máquina (inventada por casualidad), que buscan satisfacer todos sus deseos y necesidades despertando así oscuros y peligrosos instintos.
Es una película que puede verse varias veces sin cansar jamás porque está repleta de pequeños detalles inexplicados y aparentemente inconexos. Es absolutamente imprescindible para cualquier aficionado al buen cine, y mucho más si se trata de alguien con inquietudes científicas. Les recomiendo que la vean una y otra vez...al menos dos antes de morir.
domingo, 3 de febrero de 2008
¿Qué hacen con los ingenieros cuando cumplen 40?
ALQUÍLALA EN...
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Sección: Cine
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2 comentarios:
¡¡PELICULÓN!!
Les pegan un tiro
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