El Instituto Nacional de Meteorología anuncia que podrán verse desde la Península nubes polares estratosféricas (ver recorte de prensa en el diario ABC). El espectáculo puede ser singularmente bello, pero no deja de ser un hecho alarmante.
Estas nubes aparecen a altitudes entre los 15000 y 25000 metros. En esa región, el aire es extremadamente seco y sólo las bajísimas temperaturas del invierno antártico (que llegan a alcanzar los -80 ºC) son capaces de generarlas. La curvatura de la Tierra hace que, dada su elevadísima posición, puedan recibir y reflejar luz solar mucho después de anochecer ofreciendo un bellísimo espectáculo.
Están formadas por cristales de ácido nítrico, ácido sulfúrico, agua y otros compuestos que, bajo la acción de la radiación solar, actúan como catalizadores en las reacciones de destrucción del ozono. Su presencia en latitudes tan alejadas de la Antártica podría ser el preludio a la formación de nuevos agujeros en la capa de ozono con catastróficas consecuencias. Una manifestación más del cambio climático, que avanza a pasos agigantados.
Estas nubes aparecen a altitudes entre los 15000 y 25000 metros. En esa región, el aire es extremadamente seco y sólo las bajísimas temperaturas del invierno antártico (que llegan a alcanzar los -80 ºC) son capaces de generarlas. La curvatura de la Tierra hace que, dada su elevadísima posición, puedan recibir y reflejar luz solar mucho después de anochecer ofreciendo un bellísimo espectáculo.
Están formadas por cristales de ácido nítrico, ácido sulfúrico, agua y otros compuestos que, bajo la acción de la radiación solar, actúan como catalizadores en las reacciones de destrucción del ozono. Su presencia en latitudes tan alejadas de la Antártica podría ser el preludio a la formación de nuevos agujeros en la capa de ozono con catastróficas consecuencias. Una manifestación más del cambio climático, que avanza a pasos agigantados.
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